(DOCUMENTO HISTÓRICO ALMERIENSE)
Hace cincuenta años un joven
médico almeriense, Antonio Moreno Caparrós, recibía una propuesta interesante,
le ofrecían ser el médico que atendiese a los integrantes de la superproducción
‘Lawrence de Arabia’, una película que se rodaba, en gran parte, en escenarios
de Almería y provincia y que marcaría un hito en la historia del cine.
Antonio
Moreno había pasado una buena temporada en Estados Unidos y a su vuelta, allá
por el año 1962, “me dicen que buscan un
médico que hablara inglés para estar en el rodaje y Ramón Torroba, médico de la
película, me encargó de la segunda unidad, responsable de buscar
localizaciones. Esa unidad la dirigía el que fue marido de la famosa actriz
Veronica Lake. Pero el Dr. Torroba tuvo que irse urgentemente a Madrid y
entonces fue cuando me pasaron a la primera unidad en la que estaba a cargo de
cualquier incidente en el plano sanitario que surgiera durante el rodaje”.
La pregunta
que todos nos hacemos cuando el Dr. Moreno cuenta esta vivencia es sí llegó a
conocer a fondo a algunos de los famosos actores de aquel filme. “Sí. Recuerdo perfectamente al director
David Lean, un enamorado del paisaje almeriense. Iba siempre en un Rolls Royce
gris. Tenía un aspecto impresionante. Hablaba suavemente a los actores cuando
les hacía pequeñas indicaciones. Bien es verdad que cada escena que se rodaba
había sido previamente dibujada al detalle por el departamento de arte así es
que casi no había errores”, comenta con una seguridad asombrosa, como si
todo hubiera sucedido hace unas pocas semanas.
PETER O'TOOLE
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Antonio Moreno y el guión original (foto Manzano) |
Uno de los actores de más
renombre de la producción era Peter O´Toole. El médico almeriense recuerda, con
todo detalle, algunas anécdotas que compartió con el protagonista. “
Con él tuve una relación más directa porque
una de las balas de fogueo le explosionó en la cara y le produjo lesiones en un
ojo. Le llevé a la consulta del Dr. Manuel Gázquez (padre) y durante quince
días le recogía y le llevaba al oculista. Luego tomábamos algo en la cafetería
del Casino o en el Club de Mar. Era un hombre de una gran cultura con una
conversación muy amena”.
O´Toole tenía
una amplia cultura y Antonio Moreno lo pudo comprobar “una
tarde cuando un chico joven gitano se acercó y como era costumbre entonces se
ofreció a limpiarle los zapatos. Yo, al verle con ese color de piel comenté ‘moreno
de verde luna’ y él respondió enseguida, ‘eso es de García Lorca’. Quedé
gratamente impresionado por su conocimiento de la obra de Lorca”.
El rodaje
necesitó de un gran número de extras que fueron reclutados, algunos de ellos,
en el Paseo de entre los jóvenes que por allí andaban aunque la mayoría se
conseguían a través del Sindicato del Espectáculo. Alguno recuerda que los
contrataban para todo el día. Tenían que llevarse el bocadillo y la empresa los
trasladaba al lugar de rodaje. Por todo ello cobraban alrededor de 150 pesetas
al día (un euro) ¿Cuál era el sueldo del médico almeriense de Lawrence de
Arabia? “Al principio ganaba mil pesetas
diarias (6 euros) y los festivos dos mil. Por supuesto había que estar todo el
día pero era un trabajo interesantísimo”.
Como médico
vivió situaciones complicadas que iban más allá de los primeros auxilios. Así
recuerda el Dr. Moreno otra anécdota que provocó más de un quebradero de cabeza. “Cuando se utilizó el Parque simulando El
Cairo se puso una vía paralela a la carretera por la que circulaba un tranvía
que se movía gracias a un cable del que tiraba un tractor que, por supuesto, no
se veía. En un momento determinado el cable se enredó en la pierna de Andre
Imagghe, director de la segunda unidad, y hubo que llevarle con urgencia al
sanatorio del Dr. Domingo Artés, junto a La Salle. Fue una herida importante
que hubo que suturar pero no hubo mayores consecuencias”.
Como
testigo directo que fue recuerda con claridad algunos detalles del rodaje que
le llamaron mucho la atención. “Me
impresionó la caída de Aqaba que se filmó en la desembocadura de la rambla de
Carboneras. Sólo se podía filmar desde una perspectiva porque todas las casas
de un pueblo precioso con palmeras que se había construido eran falsas. También recuerdo que unos cortijos blancos
que había en el fondo del paisaje los pintaron de color gris para que pasaran
desapercibidos.
Esos días de rodaje costaban una fortuna porque
había que pagar y parar a los barcos que se podían ver a lo lejos ya que Cabo
de Gata era un punto de referencia para la navegación. También había que
hablar, y seguramente pagar, a los aeropuertos próximos para desviar las
avionetas que podían sobrevolar la zona de rodaje. Y por supuesto la Guardia Civil
controlaba la entrega de armas para las batallas que se hacían a los actores y
extras”.
En la película
una de las escenas más espectaculares fue la voladura del tren. Antonio Moreno
lo vivió en primera persona. “Sí.
Después de algunas vicisitudes hubo que cortar el metraje para dar sensación de
mayor rapidez. Fue una escena increíble por la complejidad de trabajar con un
tren trasladado junto a las dunas”.
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Doble página en diario IDEAL de Almería. 11 de diciembre de 2012. |
ESTRELLAS DE HOLLYWOOD
Aunque con quien más relación
tuvo fue con Peter O´Toole, conoció también al resto del elenco de estrellas. “Peter O’Toole, Omar Sharif y otros actores
vivían en un chalet que había detrás de la Bola Azul y que ya no existe. Nos
saludábamos e intercambiábamos algunas frases y recuerdo a Omar Sharif joven y
con una educación exquisita. Pero yo después me iba con O´Toole a la consulta
del oculista.
Anthony Quinn
vivía en otro chalet junto a la playa de Las Conchas, propiedad del Dr. Gómez
Romero.
Siempre íbamos con
el mayor cuidado a todos sitios porque O’Toole,
en su contrato, tenía prohibido estar en alguna situación difícil, volar
en avión o realizar algo que conllevara peligro para él y en consecuencia para
el buen funcionamiento del rodaje. Para eso le habían pagado mucho dinero.
En el despacho
de su casa el Dr. Moreno guarda el guión original. Una serie de folios
mecanografiados que conforman un volumen grueso con algunos subrayados a
bolígrafo y las tapas duras en color rojo. Se lo regaló la ‘script’ de la
producción. Tiene también un montón de fotografías de secuencias importantes y
de pequeños detalles realizadas con las cámaras de entonces, en blanco y negro,
que guarda celosamente sabiendo que forma parte de la historia del cine y de la
suya personal.
Han pasado
cincuenta años. Las dunas de Cabo de Gata han desaparecido, los actores han
envejecido pero la película sigue manteniendo la grandiosidad de la historia
que narra. En 1991 se incluyó entre los filmes que merecen ser preservados por
el Registro Nacional de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, por
ser considerada ´cultural, histórica y estéticamente significativa`. Fue la
gran gesta de un capitán británico al que mucha gente en Almería llamaba
entonces ‘Lorenzo el del Alhabia’.