(Análisis del final de la liga)
La
liga se parece cada vez más al camarote de los hermanos Marx. No cabe más gente
en la pelea por el título y menos aún por el descenso y sin embargo, siguen
entrando. El último en llegar, el Granada, que parecía salvado hace algunas
semanas y ahora es el enemigo público número uno de la UD Almería y viceversa,
claro.
Si
los almerienses ganan en Los Cármenes, media salvación estaría hecha porque el
Granada y el Valladolid, que se enfrentan en la última jornada, estarían
situados por detrás de los franciscanos y los dos no podrían ganar y por tanto superarlos,
en caso de que perdieran en casa frente al Athletic de Bilbao. Un empate entre
nazaríes y castellanos salvaría casi automáticamente a los de Francisco.
"La parte contratante de la primera parte..." |
Pero
claro, si quien gana es el Granada, serían ellos los que estarían salvados y
nada se jugarían frente al Valladolid en la última jornada, para desgracia de
los intereses almerienses.
Un
empate en Los Cármenes podría mandar a los franciscanos otra vez al segundo
puesto por la cola y a los granadinos al cuarto, con el Valladolid buscando
sangre en la última jornada pero sin que la UD Almería dependiera de sí misma.
Todo ello,
claro está, si los otros rivales, Getafe, Osasuna, Valladolid y aún el Elche,
ganaran sus partidos. Porque si no, vuelta a empezar con las cábalas y los
enredos. Además, el gol europeo del Sevilla al Valencia va a descentrar, dicen,
a los de Emery frente al Getafe el próximo fin de semana. Y el Betis, que se
entregó en cuerpo y alma en Almería, podría repetir faena ante Valladolid y
Osasuna. O no. Si es que sí y los rojiblancos salen victoriosos de alguno de
sus choques, todo perfecto. Si no ganan ninguno, para abajo. Si es que los
béticos deciden que no, los franciscanos ya pueden rezar para ganar lo que les
queda. Si es que quieren pero no pueden, más de lo mismo.
Total,
que “la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte
contratante de la primera parte”. Esa archiconocida frase de Groucho en la no
menos célebre película ‘Una noche en la ópera’, viene como anillo al dedo para
reflejar el surrealismo del final de esta competición, donde todo se entrecruza
sin sentido cambiando de significado según qué circunstancias. Y eso solo en la
jornada que viene. En la última, atendiendo a lo que suceda y cómo suceda en la
anterior, el surrealismo se podría convertir en un homenaje a Valle Inclán y su
reconocido esperpento. Maletines, miradas al videomarcador, conversaciones con
la mano en la boca y esas cosas propias de fin de curso. A disfrutar.
(Publicado en Ideal de Almería el día 7 de mayo de 2.014)