(Antiguo artículo referido a una problemática que se ha resuelto sólo a medias y a regañadientes. Para variar)
No habrá radio el próximo domingo en el Estadio de los
Juegos Mediterráneos pero sí en los hogares de los almerienses que quieran
conocer la marcha de su equipo en directo.
Decía Einstein que sólo hay dos cosas infinitas, el
Universo y la estupidez humana. Es esta última la que cada día se pone de
manifiesto en diferentes formas y una de ellas es, sin duda alguna, la que ha
terminado con el matrimonio perfecto radio-fútbol que duraba más de cincuenta
años. Y digo que es una estupidez porque si bien el dinero y un par de tipos
vulgares pero bien trajeados entregados a la pasta y no al consumidor de su
producto han decidido ponerle puertas al campo, lo único que han conseguido ha
sido crear malestar, entorpecer y generar más discordia en tiempos duros como
los que corren. Pero nada más.
Es curioso que ahora que somos más pobres que antes,
ahora que España vuelve a pensar, a sentir y a vivir como hacía un montón de
años porque no hay un duro y el objetivo es sobrevivir de forma digna, vuelve
la imaginación aquella de la que nos hablaban nuestros padres y abuelos. A
quién no le han contado que antes los niños jugaban en las calles con pelotas
de trapo porque había ganas de fútbol pero no balones. Y quién no sabe a estas
alturas que antes la radio se hacía de forma artesanal en los estudios sin
medios digitales como hay ahora. Pues bien, salvando las distancias, esta
estupidez que estamos viviendo ha conseguido sacar del baúl de los recuerdos lo
mejor de la radio de siempre: la imaginación. Con ella se resuelven casi todos
los problemas y el oyente recibe un producto similar y hasta de mejor calidad.
La estupidez ha obligado a que el locutor se vaya a la
grada y tenga a mano sonido ambiente más cercano, incluso la opinión de
cualquier aficionado sobre la marcha y además, quien lo iba a decir, ha
terminado con el corsé de la rueda de prensa del entrenador y ha permitido que
el locutor, ahora usuario de telefonía móvil, entreviste a los futbolistas
protagonistas a la salida del estadio. El resultado, el mismo. Quizás menos
calidad de sonido pero sí más dinamismo, más espontaneidad.
Los periodistas radiofónicos están vetados porque alguien
ha entendido que una señal de televisión siempre objetiva es igual que una
narración o un comentario necesariamente subjetivo. Pero la radio de casa sigue
funcionando y ofreciendo lo mismo o algo, si me apuran, hasta mejor. La
imaginación siempre vencerá a la estupidez. Gracias, estúpidos, aunque ya está
bien.
Publicado en la sección de Deportes de "Ideal
Almería", martes, 13 de septiembre de 2011, página 39
Publicado en la Web de la Asociación de la Prensa de Almería, 13 de septiembre de 2011
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