No hay derecho. Buceando por el diccionario de la RAE
en busca de la palabra de moda en el entorno de la UD Almería, me di cuenta de
que no existe. Sin embargo, otras que no hay por donde cogerlas, sí que están
reconocidas. Valga este artículo como llamamiento a los académicos para admitir
el término ‘trivote’, al que tanto significado está dando el bueno de
Francisco. Porque uno de los requisitos, según la propia Academia, para admitir
un ‘palabro’ nuevo, es que se use durante al menos siete años consecutivos. Y
el trivote que ahora impregna los pensamientos y las tertulias rojiblancas,
lleva entre nosotros mucho más de ese tiempo. Así que, señores de la RAE, hagan
ustedes el favor.
Si se escribe en la barra del diccionario ‘on line’ de
la Real Academia Española el término trivote, se encuentra que “no está registrada en el Diccionario. La
que se muestra a continuación tiene forma con una escritura cercana. Tricotar”.
Y uno, que busca ser pulcro con el lenguaje, se queda planchado al ver
como un término que usa con cierta asiduidad desde que a Francisco le dio por
juntar en el campo a Azeez, Verza y Thomas, no está reconocido.
Pero eso no es lo más doloroso para este que ahora
escribe y que ve tambalear sus cimientos lingüísticos adquiridos a fuego en la
añorada y aún no mejorada EGB. Lo que hace que el sufrimiento sea insoportable,
es comprobar cómo los académicos se dejan vencer por las ‘chonis’
hispanohablantes y los ‘calorros’ balbuceantes, haciéndonos comulgar con
palabrotas como ‘almóndiga’, ‘toballa’, ‘murciégalo’, ‘vagamundo’, ‘asín’,
‘crocodilo’ o ya, para destrozarnos el buen gusto por las letras, ‘amigovio’ o
‘papichulo’.
Algunas de esas palabras pueden aceptarse, tal vez,
por cuestiones de antigüedad. Otras, sin embargo, son un mazazo a la evolución
humana. Admitir ‘amigovio’, algo más que amigo sin llegar a ser novio, es lo
mismo que llamar imbéciles a los que se esfuerzan por hablar de forma correcta.
Chonis y calorros de España y Latinoamérica nunca
agradecerán el esfuerzo que por ellos hacen los inquilinos de las sillas con
letras mayúsculas y minúsculas. De hecho, ni siquiera se enterarán. Sin
embargo, los almerienses futboleros, donde caben letrados e iletrados, nos
sentiremos ninguneados y despreciados por la RAE mientras no reconozcan en su
diccionario que Francisco no atenta contra el buen gusto cuando utiliza un
‘trivote’. Vale que es una palabra horrible, que duele escucharla y más aún
pronunciarla. Pero aunque sea por comparación, creo que merece una oportunidad.
Donde se ponga un buen trivote, de calidad, con sacrificio en defensa y llegada
en ataque, bien coordinado y con físico para noventa minutos a tope, es decir,
donde se pongan Verza, Azeez y Thomas, que se quite un amigovio y no digamos ya
un papichulo.
Azeez, Verza y Thomas, el TRIVOTE. (foto La Voz) |
(Publicado en Diario IDEAL, en fecha 29/10/2014, sección Deportes)