viernes, 14 de diciembre de 2012

EL MAGO BAYO, por Javier

No es la primera vez ni será la última que el parabrisas de mi coche, como el de cualquier ciudadano, sirve de tablón de anuncios para mil formas de negocio. El gesto de coger el papelito de rigor, arrugarlo y tirarlo en la papelera más próxima es casi mecánico, aunque en esta ciudad para muchos el suelo es el destino preferido, qué le vamos a hacer. Ni siquiera miramos el contenido y a veces nos perdemos cosas que nos podrían hacer más fácil la vida.
Papelito similar al que dejaron en mi coche
                El otro día, no sé por qué, quizás por influjo de algún dios africano o tal vez porque el destino está escrito, cogí un papelito de aquellos y me dio por leerlo. Y allí estaba él, el mago Bayo, ‘vidente africano que soluciona todo tipo de problemas con un cien por cien de efectividad en sólo cuatro días. Problemas personales, sentimentales, de salud y también judiciales’. Sí, sí, judiciales, mira por dónde. Así lo dice el hombre, lo deja en los cristales de los coches y se queda tan pancho. Para qué quiere usted un buen abogado y un procedimiento judicial que le garantice varios años de espera si el mago Bayo le soluciona su litigio en media semana con un cien por cien de efectividad. Toma ya. Y no falta quien le cree, quien le busca y quien pone su destino en sus manos.
                Claro, luego viene la obligada reflexión. A ver si va a tener razón el africano y estamos todos aquí perdiendo tiempo y dinero. Y me vino a la cabeza Pellerano y su problema burocrático y legal que le ha dejado sin jugar durante varios meses y que no se solucionará hasta el próximo año. Si Alfonso García hubiera conocido a tiempo al señor Bayo y hubiera confiado en él, podríamos estar todos disfrutando del argentino. Y los que se llevaron a Uche habrían pagado algo al Almería. Y Bernardello estaría aquí, chupando banquillo. Y a lo mejor Chico no le hubiera costado los cuartos al presidente. Y tantas y tantas cosas absurdas que han pasado en este club y que se han tratado de resolver de forma racional y convencional.
                Yo no me creo nada y esperaré a que llegue enero para volver a ver a Pellerano jugar al fútbol. Por si acaso, en mi mesita de noche guardo el papel del africano. No vayamos a...


(Publicado en diario IDEAL el día 11 de diciembre de 2012)

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