martes, 2 de octubre de 2012

CAPRICHO ALMERIENSE, por Javier

UD ALMERÍA

Resulta que las gradas de fondo, tan demandadas por la afición y con la prensa como principal altavoz, ya están puestas. Tan rojas y blancas, con las siglas del equipo y todo, tan bonitas y llamativas. Dicen los que la han visitado, no es mi caso, que desde allí el fútbol se ve incluso mejor que desde los laterales. Es la pequeña joya del club para honrar a los exigentes aficionados almerienses que, finalmente, la han convertido en bisutería.
Gradas supletorias en el estadio Juegos Mediterráneos
        Resulta, además, que parecían pocos los asientos disponibles en los nuevos fondos y, mira por donde, hasta son demasiados. Algo más de media entrada es a lo que se llega detrás de las porterías. Allí van seguidores que, en algunos casos, son emigrantes de las zonas de preferencia y tribuna. Pocas caras nuevas se ven ya por las gradas mediterráneas donde, como son tan escasos, empiezan a conocerse unos a otros y a preguntarse por la familia e incluso compartir bocadillos en los descansos.
            Es desolador y el club ya sí queda exento de cualquier responsabilidad por la falta de compromiso social. La decisión de colocar las gradas de fondo para ver bien el fútbol, porque así lo pedíamos como solución a la sequía de aficionados, nos ha vuelto a dejar bien retratados a los almerienses. Ahí las tenemos, para llenarlas, porque así lo pedíamos, así lo exigíamos. Y ahí están, medio vacías. Como el resto del estadio. Como tantas cosas en esta ciudad.
            En Almería son necesarias, regularmente y cada pocos años, algunas obras de esas que producen lo que los galenos llaman efecto placebo. Nos morimos en esta ciudad si no hay aparcamientos subterráneos y nos ahogamos con tanto tráfico. Un servidor ve, un día sí y otro también, el magnífico parking de Padre Méndez vacío en un 80% de sus plazas. En la Avenida Vilches es incluso peor. Y en tantos otros. Pero los tenemos. Son nuestros. No los utilizamos pero ahí están, para decir que nuestra ciudad es mejor. Como ya ocurrió con el puente que cruza las vías del tren o el de Pescadería. Parecía un crimen institucional obligar al ciudadano a cruzar la carretera a la altura de la Casa del Mar sin un paso elevado. Se construyó y después de muchos años sólo se ha utilizado para ver bien alguna que otra vuelta ciclista con destino en Almería y para que todos los usuarios de la vía Parque sepamos, con el glamour de una sábana vieja y algo de spray negro, que los tortolitos del barrio de turno se casan en breve. Pero ahí están esos puentes. Son nuestros y de nadie más. Y a callar.
            Cinco mil y pico, y poco, fueron los aficionados que 'despoblaron' las gradas del estadio. Los de siempre e incluso algunos menos. Los asientos de fondo están ahí, huérfanos, pero al menos han cerrado bocas. Es cuestión de tiempo que volvamos a exigir con insistencia y hasta displicencia que otros hagan obras y esfuerzos para uso común. Pero con nosotros que no cuenten. Almerienses.
                                       
                 (Publicado en IDEAL de Almería, el día 2 de octubre de 2012. Sección deportes)

2 comentarios:

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  2. Un buen lugar es muy importante para el equipo del juego.
    Los fanáticos usan la camisetas de futbol de su propio equipo de apoyo para mirar el juego y también esperan tener un buen lugar.

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