jueves, 27 de diciembre de 2012

EL RECUERDO DE UN AMIGO, por María Rosa


Hace unos días volví a ver a varios compañeros de la radio. Habíamos ido a despedir a Pototo que había muerto.
   Lo primero que dijeron algunos es que no fuéramos a empezar con lo de siempre en estos casos: Que  ya estamos en lista de espera, que cómo pasa el tiempo o que no somos nada.  
    Así es que empezamos a contar algunas situaciones que habíamos vivido los que compartimos micrófono con Pototo. Y los recuerdos corrieron a aquellos años en los que entré en Radio Juventud. Allí estaba Pototo, joven y  bonico haciendo 'la ronda' en un programa de noche que tenía muchísimos oyentes. La fórmula era muy sencilla ya que los tiempos que vivíamos no permitían grandes despliegues técnicos. El se colocaba ante el micrófono y dedicaba canciones de actualidad a cada jovencita cuyo novio o aspirante había pedido por carta. 
   Pototo sabía darle la entonación requerida y ponía de su cosecha frases que sonaban cálidamente y que hacían  sentir a la receptora que la tuna estaba al pié de su ventana.
María Rosa Granados, Aurea Martínez y Andrés Caparrós
Ya no recuerdo si a la vez o más adelante (porque aquello era sesión continua y dedicación exclusiva aunque los sueldos fueran minis) empezamos un programa matinal. A veces había un guión pero la mayoría entablábamos una conversación improvisada que, con frecuencia, se convertía en tertulia cuando llamaban los oyentes. No había mucho problema porque los temas se basaban en cosas de Almería, sin entrar para nada en política que eso era terreno prohibido para las emisoras de radio.
     El soporte era la música que nos enviaban las casas discográficas ya que el presupuesto no daba para comprar discos .Hay que tener en cuenta que vivíamos de la publicidad y ésta (como ahora) escaseaba.
     Aunque el equipo emisor tenía muy poca potencia, nuestra señal llegaba con gran nitidez a ciudades como Oran o Túnez y desde allí recibíamos cartas  apoyando el programa. Pototo y yo las contestábamos todas ante el micrófono y a veces, personalmente
                            POTOTO     Foto. lavozdealmeria
    Y para que decir si  nos enfrentábamos (de verdad o para organizar polémica) por los gustos musicales de cada uno. La correspondencia llegaba en tal cantidad que el cartero protestaba con frecuencia. Recuerdo una vez en la que discutimos sobre Paul Anka y Alfredo Kraus y el cartero tuvo que traer las cartas en una carretilla que  dejó en el patio de la emisora.
     Pero ¡bueno¡ paremos los recuerdos provocados por la ocasión y volvamos a la actualidad
    Hace unos días pregunté por Pototo sin saber que estaba enfermo (aunque debía haberlo supuesto porque  siempre se creía portador de cualquier enfermedad conocida). Y a las pocas horas me enteré de su muerte.
    Querido compañero: Adiós

    María Rosa Granados

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