En ocasiones hemos creído que un club
pequeño como la UD Almería no estaba a la altura de una competición tan
profesional como la Liga española. Cuatro años en Primera y un par más en
Segunda, con experiencia ya acumulada, permite una perspectiva diferente y más
complaciente. El club rojiblanco tiene muchas lagunas, demasiadas, más aún si
lo comparamos con otros de reconocido prestigio. Porque la infraestructura de
entidades deportivas que defienden el nombre de ciudades más o menos
equiparables a Almería parecían estar a años luz de la rojiblanca. Y así es. El
problema es que en los tiempos que corren muchos han quedado al descubierto y
en descubierto. No es que fueran mejores, es que simplemente lo parecían. Porque
al final, lo que cuenta, es llevar una vida más o menos ordenada y si es
posible aseada. Y por ahí quedan en evidencia muchos y se escapan pocos, quizás
los más olvidados.
Racing,
Málaga, Zaragoza, entre otros, suenan a cosa grande pero producen un ruido
chirriante. No ofrecen, precisamente, una imagen de profesionalidad en una
competición que día tras día vende menos seriedad. Al final, lo que tenemos, es
un reflejo de la sociedad española, tan vanidosa, tan ignorante, tan
superficial y tan podrida.
La LFP, al
fin y al cabo, se ha delatado y retratado como un simple logotipo vacío de
contenido. Todos lucen, al modo NBA, el anagrama en sus camisetas pero detrás
no hay nada, al menos nada serio. Horarios insultantes, absurdos, que evidencian
la precariedad intelectual de los que son simples comerciales de las
televisiones. Y las propias cadenas, entregadas a una forma de estupidez
recaudatoria que pierde dinero a espuertas en cada decisión que adoptan. Horarios
escritos en chino que no captan la atención asiática y sí destrozan el interés
del aficionado local. Agenda de partidos desparramada en varios días y noches
que obligan al seguidor más fiel a
convertirse en friki o desistir de estar al día.
La ausencia de las radios en los
campos de fútbol provocada la pasada campaña por empresarios de reconocido
desprestigio han llevado al mundo entero una imagen de liga no profesional en
la que sólo Real Madrid, FC Barcelona y la Selección salvan la chapuza. Aunque,
y ahí mi alegato, me da a mí que pequeños clubes de Primera y Segunda también
salvan, al menos la dignidad profesional, de una competición hueca de
organización racional. Y creo que ahí está el Almería, pese a todo.
(Publicado en diario IDEAL de Almeria, el 29 de agosto de 2012)
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