jueves, 25 de septiembre de 2014

LA IMAGINACIÓN DE FRANCISCO, por Javier



(Reflexión previa al partido contra el At. Madrid, campeón de liga y subcampeón de Champions)


Hace años, una famosa serie de televisión, MacGyver, tenía como principal argumento y reclamo las peripecias de un tipo que de la nada hacía algo útil. Cualquier objeto inservible lo transformaba en un instrumento de precisión, convirtiéndose en un visionario del reciclaje que hoy nos obsesiona. Pues algo así está empeñado en hacer el bueno de Francisco.
No es que el joven técnico no tenga nada, no. Decir eso me haría ser grosero con un buen puñado de profesionales del fútbol, además de faltar innecesaria y gravemente a la verdad. Sin embargo, a nadie escapa que los recursos económicos y humanos de la UD Almería son inferiores en cantidad y calidad al de otros muchos competidores. Y ahí es donde la figura del técnico cobra importancia y donde crea su propio prestigio personal. Obtener mucho partiendo de poco, exprimir hasta la última gota de sudor y talento de cada uno de sus hombres y de todos en su conjunto, no deja de ser una tarea harto difícil.
Francisco, pensando
Ya el pasado año lo consiguió con una plantilla menor. Esta campaña, aún cuando el material de trabajo parece de mejor calidad, la diferencia con el resto de adversarios es casi una evidencia. Pero al igual que el protagonista de aquella serie ochentera, Francisco tira de imaginación y con sus piezas inventa dibujos para según qué momento y lugar. No solo diseñar e innovar, sino también aplicarlos de forma adecuada, es lo que convierte a un entrenador en un buen técnico. Francisco vio como en el último partido en casa frente al Córdoba le reprocharon desde la grada sus cambios de piezas. Aprendiendo día a día, con atrevimiento, se ganó el aplauso de aquellos mismos cuando escribió y aplicó el guión perfecto, fortuna incluida, para ganar en San Sebastián a un rival muy superior, utilizando el esquema exacto para ese momento concreto.
Y hoy, ante el Atlético, solo existe una opción para sumar. Volver a dibujar mejor que el técnico rival, aplicar ese dibujo con más acierto y volver a tener el guiño de la fortuna. No hay otra. El adversario es el campeón de liga y el subcampeón de Europa. Toca hacer de un palo un arma de destrucción masiva. Y ahí anda Francisco, dibujando en su cabeza e imaginando cosas. 

 (Publicado en diario IDEAL en fecha 24 de septiembre de 2014)

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