viernes, 26 de abril de 2013

SIEMPRE ES DÍA DE LA MUJER, por María Rosa




Hace poco, en un rato de esos en los que no apetece leer, ni oír radio ni ver tele, me encontré con un libro de crucigramas y autodefinidos y me dispuse a reforzar mi intelecto.
             Llevaba un rato probando letras, términos y palabras archiconocidas cuando me tropecé con lo siguiente: MUJER PÚBLICA en las verticales y MUJER LIBERTINA en las horizontales.
             He participado con frecuencia en foros donde se ha discutido el papel de la mujer en la sociedad, la igualdad de oportunidades y demás y me resisto a poner el término ramera detrás de mujer pública pero es lo que encaja.
Autodefinido
            Los hombres y mujeres mayores conocemos la palabra pero a muchos jóvenes habría que explicársela porque a lo mejor ellos, con lo de pública, creen que se trata de alguna política o actriz de primera fila que es lo que  a cualquiera se le ocurre  cuando el término se refiere a un hombre. Es una de esas palabras de poco uso, medio muertas, que buscan oxígeno por las esquinas y que lo han encontrado, entre otros lugares, en algunos libros de crucigramas.
           Busco en todas las páginas por si, en un ataque de igualdad, hay algo parecido a ramero pero lo único que encuentro es Ramiro que, como se sabe, corresponde  a nombre de varón.
          Luego me decido por mujer libertina que está en las horizontales entrelazándose con la otra mujer (para completar el retablo) pero aquí no encuentro la palabra por muchas vueltas que le de. Hago trampa, veo las soluciones y me encuentro BAGASA (¿ qué es lo que es?) Entonces empiezo a ponerme culta y miro en Internet y en el diccionario de la R.A.E. ¡Uff! prostituta es el término mas fino. Prostituto no define nada respecto al hombre y ramero significa halcón ramero. Ya está. 
         Estas palabras se atienen a las definiciones de la lengua castellana y aunque irriten estos términos referidos exclusivamente a la mujer, tampoco está mal un toque de humor, de vez en cuando, al contemplar ésta y otras rendijas por las que se escapa lo políticamente correcto.

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