La UD Almería está a punto de entrar de lleno en
Primera División. Faltan apenas unos días para que el Mediterráneo viva su
segunda etapa como escenario de elite. Sin embargo, esa reaparición entre los
mejores se hará por la puerta de atrás y no será al menos hasta la cuarta jornada cuando otros conozcan que el equipo franciscano es uno más entre los
grandes.
La falta de planificación lógica de la Liga, su triste sumisión a las
deficitarias televisiones haciendo absurda la creencia de la supuesta
rentabilidad de un Almería-Villarreal, un lunes a las diez de la noche, todo
tan estúpido como innecesario, convierten en invisible el retorno de los
rojiblancos. No para nosotros, claro está, que iremos y miraremos al
Mediterráneo como si nada más hubiera en el mundo. Pero a los ojos de nuestro
fútbol, del resto de futuros rivales, el partido se jugará en horario oculto,
un día y a una hora reservada sólo para gente extraña. No me imagino a un tipo
de La Coruña, Madrid, Huelva o hasta de Granada, pagando por ver un
Almería-Villarreal el lunes a las diez de la noche. Los habrá, pocos supongo,
pero no me los imagino.
Estadio Mediterráneo, horario nocturno y vacío |
Pero además, recién empezado el espectáculo, con los equipos buscando minutos
para conocerse mejor, sin tono físico suficiente, colocar tan seguidos dos partidos de
exigencia ante dos más que seguros rivales directos por la salvación, parece
una falta de consideración al trabajo de los franciscanos. Tal vez no sea esa
la intención de los chicos de la LFP, pero así se percibe.
Vale, también le sucede a otros equipos y no es determinante de nada que el
Almería juegue un lunes y dos viernes sus tres primeros partidos de
liga, pero tiene pinta de que hay quien no pinta nada y sobre todo, es un
atentado a las buenas maneras. Es un detalle de mal gusto, sólo eso. Una forma
poco educada de dar la bienvenida a quien se ha ganado, más que muchos que
comparten espectáculo, el derecho a estar ahí, por su buen hacer en lo
deportivo y por mostrar transparencia en lo económico. Pero ser honrado en una
competición que premia al golfo, viste poco. Eso sí, la vacuna de orgullo,
puesta para herir, habrá atravesado a los hombres de Francisco que ya saben que
parten de la nada y que nada se espera de ellos, en según qué lugares. Y aunque
no lo parezca, eso es una buena noticia, un buen modo de comenzar. Porque si el
halago debilita, la indiferencia y el menosprecio, fortalecen.
(Publicado en Diario IDEAL el día 7 de agosto de 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario